martes, 16 de octubre de 2012

ÉRASE UNA VEZ UNA CRISIS...

En terapia existe una técnica, la técnica de la externalización. Consiste en situar el problema que la persona trae a consulta fuera de él o ella, con el fin de que pueda luchar contra él de una manera más efectiva y menos culpabilizadora para sí misma. De esta forma, cuando viene una persona y nos dice que es esquizofrénica, lo que hacemos a través del lenguaje es tratar de que deje de ver la esquizofrenia como algo que la define, a verla como un ente externo a ella que le acompaña. Así empezaremos a hablar de lo que la esquizofrenia hace en su vida, cómo le influye, en qué cosas le perjudica o beneficia, en qué momentos le acompaña y en cuáles no, etc. En definitiva, atribuimos características humanas al problema, generando con esto un sentimiento en la persona hacia el mismo distinto ,quizás, al que tenía cuando se lo atribuía a sí mismo . Esto por lo general permite el cambio ya que ayuda a enfrentarse al problema desde una perspectiva diferente y menos culpabilizadora, como ya he dicho antes, y por lo tanto más liviana. Leyendo las noticias, viendo los telediarios y escuchando a la gente en la calle, me he dado cuenta de que precisamente esta técnica es la que se lleva utilizando desde hace unos años en nuestro país ( y en medio mundo). Hemos o han externalizado la crisis. Si os dais cuenta la crisis aparece como un personaje que acecha a cada uno de nosotros y que ha adquirido una entidad propia y muy potente. Hablamos de una crisis que avanza, que nos obliga a abandonar el país, que deja a nosecuantosmil ( ya no llevo la cuenta) parados en la calle, que cierra empresas, que amenaza con extenderse más y más, que nos obliga a ahorrar. Una crisis que nos encierra en casa porque no tenemos para ir de vacaciones, que nos asfixia hasta dejarnos sin aliento…. Una crisis en definitiva con una entidad tan potente que nos deja indefensos y nos anula cualquier intención de lucha, hasta tal punto de necesitar un rescate para salvarnos de la misma. Se ha generado una imagen perfecta de la crisis, se ha creado un personaje totalmente malévolo al que le atribuimos constantemente características humanas. Nos han creado una imagen perfecta del coco en versión adulta. En definitiva, un uso perfecto de la técnica de la externalización, con una diferencia muy importante: La externalización da entidad a un enemigo a la altura de las posibilidades de la persona que viene a consulta. Crea un enemigo con puntos débiles a los que atacar. Crea un enemigo que permite a la persona recuperar su capacidad de maniobrar en su vida, de gestionar y de luchar contra ese problema de una manera más sana y genera un sentimiento que provoca el cambio, como la rabia, el odio, el resentimiento o la venganza que animan a luchar. En cambio, la crisis aparece como un GIGANTE enorme, que va tomando cada vez más fuerza, que no tiene debilidades y al que es imposible atacar porque no depende de la actuación de una persona, sino de toda una sociedad que luche al unísono, algo que es bastante utópico. El presentarnos a este enemigo de esta manera lo que genera es miedo y el miedo por lo general siempre conlleva a nivel conductual parálisis y huída, sentimientos totalmente opuestos al cambio. De manera que lejos de lo que hacemos en terapia, la creación de este personaje tiene escasa utilidad. Para los ciudadanos de a pie, digo…El poder echar las culpas a un ente ficticio probablemente reportará muchos beneficios para aquellos cuyo nombre y apellidos quedan en la sombra de este gran gigante malévolo. De manera que mientras que sigamos creyendo que nuestras vidas está dominada por alguien con más fuerza que nosotros seguiremos en la misma actitud sumisa de no cambiar nada. Y una buena manera de hacerle más débil comienza por individualizarla, por plantearnos luchar contra una crisis individual y no colectiva.

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