martes, 3 de febrero de 2015

FACILITAR PARA FELICITAR

                                                  



¿Y tú qué quieres conseguir? ¿Cómo te gustaría que estuvieran tus alumnos en clase? ¿ Qué es eso que consideras primordial que ocurra en tu aula?.

Plantéatelo, y cuando lo sepas y lo tengas definido en algo objetivo, tangible, cuantificable y si es posible observable, olvídate de que se produzca por arte de magia. A veces ocurre, pero eso es tentar mucho a la suerte y a veces no sale bien, como ya sabrás.

En cambio dedica todos tus esfuerzos para que eso que quieres  que ocurra en tu clase realmente ocurra. Pero no lo hagas castigando o reprochando cada vez que sucede lo contrario a lo que a ti te gustaría. No lo hagas diciéndole a ese niño que no se calla que a la próxima se irá a la calle. Comienza por poner los medios para que no tenga que darse esa situación. Si lo que quieres es que estén callados, por ejemplo, haz todo lo posible para facilitar el silencio.

¿Por qué  crees que nada más entrar al cine las personas ya hablamos bajito aún cuando ni siquiera ha empezado la película? No es porque haya una norma que nos prohíba hablar ( en este país por desgracia, eso de las normas está más que comprobado que en pocas ocasiones les hacemos caso)sino porque todo está predispuesto en esa sala para que lo hagamos. La moqueta no es circunstancial, la moqueta está para absorber los ruidos. En un sitio donde no hay ruidos tendemos a mantenerlo.

  Es cierto, no voy a pedirte que pongas moqueta en tu clase, porque ya sé que eso no está en tus manos, pero sì puedes poner cuadros de tela en las paredes que hacen una función parecida. Utiliza marcadores no verbales ya consensuados con el grupo para pedir silencio, como un papel visible donde ponga silencio, y al que solo tengas que señalar, en vez de que sea tu voz o tu grito, en el peor de los casos, el que lo rompa. Se previsor, antícipate, y cuando veas que alguien va a romper el silencio, porque ya está inquieto/a o porque ya ha llegado el tiempo máximo de su capacidad para prestar atención o porque tú clase ya está resultando un peñazo imposible de soportar (que también es una opción, aunque a veces no pienses en ella), entonces sé tú él que controle esa situación y mándale hablar, levantarse o salir fuera a por una fotocopia.

Y posteriormente, haz lo más importante, lo principal, algo que sí está en tus manos y que solo depende de ti,que es felicitar. Felicita cada vez que en la clase suceda eso que tú quieres que ocurra. Céntrate en observar cuándo pasa aquello que tú quieres que pase, o algo similar. No hace falta que haya un silencio rotundo. En el momento en que algo  cercano a lo que tú consideras silencio esté ocurriendo, cázalo, como si fuera una mariposa, y resáltalo. Se trata de felicitar con nombres concretos y con  hechos concretos. No felicites en general, felicita de manera específica, que les quede bien claro cuál es el motivo de tu júbilo y qué es concretamente lo que están haciendo bien.

Si encima trabajas con niños, puedes inventarte todo un arte en felicitar. Deja el ridículo a un lado, y cáete de la silla a modo de sorpresa cuando ese pobre niño al que tanto le cuesta permanecer callado, lo haga, y móntale una fiesta.

 En realidad el mérito es tuyo, por facilitar lo que estás felicitando, pero te aseguro que el hecho de que se repita está asegurado.  Nada nos gusta más que nos feliciten, por lo tanto sólo será necesario saber qué tenemos que hacer para conseguirlo y lo haremos.

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